Notas de campoGarantía de unas elecciones precisas

Josh Benaloh

En este año de elecciones presidenciales en EE.UU., la atención pública se centra en las tecnologías de votación. Mientras nos debatimos entre las distintas opciones, el péndulo oscila entre las clásicas papeletas, incómodas y sujetas a un uso abusivo; las máquinas de palanca, que pueden ser manipuladas por usuarios con ciertos conocimientos; las tarjetas perforadas con sus ahora famosos y controvertidos "fragmentos de papel colgantes"; votos escaneados de forma óptica, fácilmente malinterpretados por escáneres mal calibrados; sistemas de pantalla táctil, fácilmente vulnerables al software de mala calidad o malintencionado; y distintos híbridos, que, con frecuencia, provocan más problemas de los que realmente solucionan.

Claro está que esto es sólo una pequeña muestra de las vulnerabilidades posibles en estos sistemas. Es más, la técnica más extendida en todo el mundo depende de la honestidad y la capacidad de los administradores encargados de las elecciones, a los cuales corresponde mantener la integridad de las mismas.

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Sin embargo, hay un método mejor, un método en el cual la integridad de las elecciones no depende ni de los administradores ni del equipo. Las elecciones pueden llevarse a cabo de forma que se pueda comprobar su total veracidad a través de personal especialmente designado, votantes individuales e, incluso, observadores voluntarios.

Con el objeto de comprender esto, imagine que los futuros votantes cuentan con códigos que les permitan registrar sus votos junto a sus nombres en un sitio web de libre acceso público. Los votantes pueden consultar el sitio web para ver que sus propios votos se han registrado adecuadamente, y cualquier persona puede realizar una auditoría independiente para comprobar que todos los votantes son legítimos y que el recuento coincide con los resultados anunciados.

Pero, un momento, el elemento inexistente en estas elecciones "totalmente públicas" es la privacidad. Aún así, la criptografía puede usarse para llenar este vacío, permitiendo la total comprobación de unas elecciones de voto secreto. En lugar de registrar los votos en bruto, los votos publicados se cifran con claves públicas cuyas claves de cifrado son de uso compartido para los oficiales y se requiere la cooperación para descifrarlas. Una vez que se ha llevado a cabo la votación, el personal oficial colabora para proporcionar tanto un resultado como una prueba criptográfica que garantiza que el resultado se corresponde de forma precisa con los votos cifrados registrados.

Los votantes pueden comprobar que sus votos cifrados se corresponden con sus intenciones, y cualquier persona puede examinar la prueba criptográfica para comprobar que se ha realizado el recuento correcto de los votos cifrados. De este modo, el resultado de las elecciones puede comprobarse en su totalidad.

¿Es realmente tan sencillo? No. Hemos expuesto una visión fiel, pero es totalmente necesaria la administración exhaustiva de numerosos detalles para que todo salga bien. Por ejemplo, debemos depender aún de los métodos tradicionales para garantizar que los dispositivos de votación mantienen adecuadamente la privacidad del votante. Además, ¿cómo pueden los votantes convertir sus intenciones en votos cifrados? Los votantes deben estar seguros de que los valores cifrados inescrutables registrados junto a sus nombres se corresponden realmente con sus intenciones, sin necesidad de mostrar a terceros la correspondencia (para evitar intentos de coerción o de compra de votos). Debemos, asimismo, hacer todo esto sin que sea necesario pedir a los votantes que hagan algo más complejo de lo que normalmente se hace en los sistemas de voto tradicionales.

Los procesos de elecciones completamente verificables han sido objeto de estudio de la literatura criptográfica durante más de un cuarto de siglo, y existen ahora métodos seguros y prácticos para proporcionar la prueba criptográfica de la precisión del resultado. Recientemente, la atención de la comunidad de investigadores se ha centrado en el sistema front-end que se ofrece al votante; en este campo se han conseguido numerosos progresos.

La demanda comercial de tecnología para las elecciones es amplia, pero no es enorme. Los grandes conglomerados con intereses ampliamente generalizados pueden considerarse sospechosos en este mercado puesto que algunos de sus intereses pueden beneficiarse de ciertos resultados electorales. Es más, este mercado debería contar con pequeños jugadores cuyo negocio dependa exclusivamente de la realización correcta de las elecciones. Para obtener más información y vínculos a métodos de elecciones completamente verificables, consulte research.microsoft.com/crypto/voting.

Josh Benaloh es criptógrafo senior en Microsoft Research. Trabajó ocho años en el Consejo directivo de la Asociación internacional de investigación criptográfica. Entre sus numerosas publicaciones, se encuentra su tesis doctoral de 1987, "Verifiable Secret-Ballot Elections" ("Elecciones por voto secreto verificables").

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